Me tenías tan acostumbrada,
cielo, a tu techo gris...
que hoy con este sol me duermo.

Me tenías tan acostumbrada
al té con miel...
que hoy iré por el oro negro.

Me tenías tan acostumbrada
a las tardes de silencio...
que hoy cantaré mientras vuelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por leer mis pensamientos.