Me dejo arrastrar
por esta lluvia
porque ya no tengo
fuerzas para sostenerme
de ninguna mano.
porque ya no quiero
huecos llenos
de nostalgia y desamor.
porque ya no quiero
volver a reír sin
antes haber sonreído.
porque es como nadar
en mi propio llanto
después de haber creído.
Veo las manos del otro como flores que requieren de una lluvia que después va a recorrerles pétalos y pristilos para desaparecerse en simples cienos. Y sin embargo los charcos, los cúmulos, el rocío...
ResponderEliminarEs algo así, Jesús, sí.
EliminarGracias por pasar, por ver dentro de mis palabras.